Esta película posee una atmósfera y una trama que atrapa hasta al menos entusiasmado por el filme. Los personajes, cada uno minuciosamente estructurado poseen rasgos psicológicos y físicos que transportan al espectador a no sólo a observar el desarrollo de la historia, sino también a vivirla. Las emociones y distintas manifestaciones de la mente humana expresadas en el miedo, temor, respeto e incluso morbo hacia lo qué significa la muerte para el ser humano, se palpa a lo largo de toda la historia de manera muy sútil pero con gran precisión.
La muerte es encarnada de manera bastante acertada frente a lo que muchos perciben sobre ésta; la inexperiencia, ingenuidad y asombro ante todo lo que es y posee vida le brinda un toque carismático al personaje de Joe Black, interpretado por Brad Pitt. Las relaciones interpersonales juegan un papel determinante, ya que se demuestra como éstas llevan una dinámica robótica, insensible y en segundo plano cuando se cree tener la vida asegurada, ya que los personajes viven sus vidas individualmente sin problema alguno, mientras que al sentir siquiera asomarse a la temida muerte las personas empiezan una especie de reconversión y sienten vergüenza por todo aquello que hicieron y así empiezan a intentar redimirse con la vida.
El personaje de Susan y su manera de relacionarse con Black, has
ta llegar a enamorarse de éste es fascinante, pues demuestra como el cuerpo y los sentidos del ser humano no respetan ninguna barrera para disfrutar de aquello que le causa placer y curiosidad.
La película está muy bien elaborada en cuanto a iluminación, casting y ambientación, ya que todos los elementos al fusionarse demuestran una ardua pre-producción que origina la armonía entre todos los elementos que componen este filme.
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